la segunda vez

El primer mono devolvió la piedra, por lo que el guardia le dio una rodaja de pepino.

Así que el mono lo tomó sin entusiasmo y no se lo comió y esperó hasta que vio la recompensa del segundo mono. Cuando encontró un racimo de uvas, tiró el pepino en la cara del guardia con ira.

La tercera vez, el guardia le dio una piedrita al primer mono, por lo que arrojó la piedrecita directamente en la cara del guardia y no esperó la recompensa.

Aunque fue feliz la primera vez con una rodaja de pepino, pero cuando vio a alguien más haciendo el mismo esfuerzo y obteniendo una recompensa mayor, odió la opción que amaba.

La experiencia ha demostrado que la justicia social es innata, no aprendida.

No es una exageración.

La justicia es la base del contentamiento y la rectitud de la vida.

Esto es lo que más extrañamos en nuestras vidas.

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